martes, 1 de agosto de 2017

Tiempo

Años.
Meses.
Días.
Horas.
Minutos.
Segundos.
Desde el momento en el que naces empiezan a contar tu vida.
Como si el hecho de tener un cierto número de años fuera a decir algo sobre la persona que eres.
Como si todos fuéramos iguales. Y todos crecieramos a la par. Con todos los ámbitos que hay en los que crecemos y maduramos a lo largo de nuestra vida.
Como si tuvieran que ver algo las horas que llevas respirando y las que llevas viviendo, pero de verdad.
Es imposible vivir al 100% toda tu vida.
Naces y ya debes estudiar y aprender.
Destruyendo la curiosidad innata con la que todas las personas nacemos.
Nos evalúan igual a unos y a otros.
Como si fuéramos todos iguales.
Creces y debes trabajar.
¿Trabajas para vivir o vives para trabajar?
Para cuando te quieres dar cuenta ya estás jubilado, tienes 65 años y falta un suspiro para que desaparezcas.
Nos pasamos la vida esperando a algo que nunca llega. La felicidad. Vivimos esperando a ese momento en el que todo sea perfecto y estemos completamente tranquilos.
Pero la vida no es así, quizás debía ser así, pero en esto la hemos acabado convirtiendo.
En personas corriendo por la calle pensando en que deben poner la comida para ese día. Personas que tenían sueños pero creyeron que no eran lo suficientemente buenos para cumplirlos. Rindiéndose a esta vida. Que nos hunde y nos hace esclavos de tanta mierda innecesaria. Personas creyendo que cuando se casen, tengan hijos, planten un árbol y escriban un libro ya serán completamente felices.
Y la vida se les va mientras tanto.

Siempre he dicho que en el momento en que me muera solo espero poder sentirme completamente orgullosa de mí.
Sentir que no he vivido pensando en esa falsa felicidad prometida.
Sentir que he sido yo. Yo misma al 100%. Que me he reído cuando me apetecía reírme, que he llorado cuando lo necesitaba, y que les he dicho a las personas que quería, que, de verdad, las quiero.

1 comentario:

  1. Muy bonito Mireia.
    Me gusta como reflexionas y es cierto que a veces en la búaqueda de esa verdad imposible se pierde el dia a dia, se pierde la vida.
    El úlrimo párrafo me gusta especialmente.
    Un gran propósito.
    Ojalá lo puedas cumplir.

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